El hombre que colocó en el centro de la Iglesia a las periferias existenciales
- FAMIG Colombia
- 21 abr
- 2 Min. de lectura
21 de Abril de 2025
Hoy, lunes 21 de abril de 2025, a las 7:35 a. m. (hora de Roma), el Papa Francisco falleció debido a complicaciones derivadas de un cuadro respiratorio que había enfrentado durante el último mes. Su partida deja una huella profunda en el corazón del mundo, pero también nos deja una dirección clara, una brújula moral: estar del lado de quienes caminan con dolor, esperanza y necesidad.
A lo largo de su vida, el Papa Francisco nos enseñó que la fe no puede ser pasiva. Nos llamó a vivirla entre las calles, los más vulnerables, en los márgenes de la sociedad. Su última aparición pública fue un acto silencioso de valentía. A pesar de su frágil salud, impartió la bendición “Urbi et Orbi”, recordándonos que la esperanza y la dignidad deben mantenerse vivas, incluso en los momentos más oscuros.
En su llamado al Jubileo 2025, cuyo lema es “Peregrinos de la esperanza”, el Papa nos dejó una exhortación que resuena más fuerte que nunca:
"Que nos ayude también a recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación."
Este anhelo por una humanidad más justa, fraterna y humana es el mismo que inspira nuestro trabajo diario en la Fundación de Atención al Migrante – FAMIG. Cada día, trabajamos con el compromiso de transformar esas palabras en acciones concretas, defendiendo la dignidad y el respeto de cada migrante.
Porque en cada rostro migrante, en cada familia desplazada, vemos lo que el Papa vio: historias de lucha, sacrificio y esperanza. Por eso, abrazamos con firmeza sus palabras:
“Frente a los desafíos migratorios de hoy, la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia con los migrantes y refugiados.”
No son solo palabras. Son una invitación a actuar con justicia, ternura y comunidad.
Hoy, su voz se apaga, pero su mensaje sigue más vivo que nunca. Y en el FAMIG, seguiremos caminando con los que caminan, seguiremos creyendo en la humanidad compartida y seguiremos —como él— eligiendo la misericordia.
Gracias, Papa Francisco, por enseñarnos que la empatía y el respeto por el otro son los pilares que transforman al mundo.

Redactado por:
Área de Comunicaciones FAMIG
Andrea Manuela Espino Diaz
Comments